9.8 m/s^2 o cómo filosofar con cualquier cosa

Volviendo a casa con papá, alias Óscar™, se desarrolló la siguiente, profunda y meditada, conversación:

—Qué hermosa flaca! —Comenté con admiración, líbido a tope y baba evidente, al ver a una extremadamente agraciada señorita que iba cruzando la calle.

—Bah! Va a envejecer y a quedar igual que todas. —Respondió Óscar. Aunque no estoy seguro de si lo dijo como tipo liberado, o con el espíritu del "total están verdes" de la fábula de la zorra y las uvas.

—Es verdad... eventualmente la gravedad se cobrará su tributo. —Asentí con los ojos perdidos donde estás pensando. Tené en cuenta que la flaca REALMENTE estaba más buena que comer con las manos.

—La gravedad, o la gravidez? —Preguntó a su vez.

—La gravidez ayuda a la gravedad. —Sentencié.

—Sí. —Respondió parcamente, pero con una sonrisa—. Qué bueno es esto de la filosofía, no?