Efectos colaterales /02
O de las investigaciones de un estudiante de entomología
Un estudiante de entomología estaba estudiando el comportamiento de las arañas.
A tales efectos, había entrenado una araña para que respondiera a su voz, acercándose a él.
La araña, llamada Araña (y no es que el estudiante fuera muy original, pero eso no viene al caso), era colocada sobre una mesa de trabajo, y el estudiante la llamaba. Araña, obediente, a la voz de "Araña vení" respondía avanzando, santita.
A este estudiante un día se le ocurre una peregrina idea: Amputa una pata de la araña Araña, y la llama.
Araña, aun con ese impedimento, se acercó. El estudiante, impresionado, le amputa otra pata, y vuelve a llamarla. Araña vuelve a ir a su encuentro. Y así sucesivamente con otras cinco patas.
La araña Araña, muy voluntariosa y con un coraje a prueba de balas, santita, seguía acercándose. Claro que con cada mutilación, la dificultad aumentaba considerablemente. Y el estudiante, muy astutamente, consideraba que las arañas eran bichitos sumamente inteligentes, aunque un pelito masoquistas.
El tema es que Araña, a esta altura de la historia y de la mesa de trabajo, sólo contaba con una pata restante. El estudiante la llama, y Araña, obediente, empieza a arrastrarse penosamente. Una media hora más tarde, llega a su meta.
El estudiante no daba crédito a sus ojos. Era increíble. La araña, a pesar del castigo, seguía obedeciendo! Eso atentaba contra todos los instintos conocidos, y planteaba grandes interrogantes. Interrogantes cuya resolución supondrían un beneficio enorme para la humanidad.
El estudiante, dispuesto a ir con su experimento hasta las últimas consecuencias, corta la última pata de Araña, pobre santita... y la llama.
Espera 5 minutos, 10, media hora, y nada. Prueba de llamarla en voz más alta, incluso a los gritos, y Araña, nada. Ni bola. Y ni miras de moverse.
Eso podía considerarse una anomalía estadística, así que repite la experiencia con las arañas Araña01 a Araña99 (casada brevemente con Araña86).
En todos los casos, se dio el mismo exacto resultado.
Visto lo visto, y ya demostrado experimentalmente, es que el estudiante llega a la más asombrosa de las conclusiones: Las arañas, al perder todas sus patas, se quedan sordas.
2 comentarios:
ahhhhh, arañas y mutilaciones! Dos cosas que me dan pánico!
Muy bueno el cuento, me reía sola.
Saludos y sabé que te pasé ese coso de los ocho.
UFA!
El G8? No quiero motines ni disturbios en la ermita. Serán duramente reprimidos.
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