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viernes, 21 de setiembre de 2007

El agua, la vida y todo lo demás

Este artículo surge de una búsqueda en Google lanzada hace unos días desde Chile, entre cuyos resultados aparece la ermita: "relación del agua con la apicultura", decía.

En realidad no sé muy bien cómo encarar este post, o si tan siquiera vale la pena hacerlo, pero acá va. Para hablar del agua no veo más opción que mencionar perogrulladas, así que este texto bien puede terminar siendo una sarta de cosas evidentes; o tal vez, sólo tal vez, pueda servir para algo, o para alguien. Vos juzgarás.

Cuando vi la búsqueda de marras, en un principio me sonreí con suficiencia, por considerarla más que obvia. Luego recordé las palabras de Carl Sagan:


Nos movemos en nuestro ambiente diario sin entender casi nada acerca del mundo.
Dedicamos poco tiempo a pensar en el mecanismo que genera la luz solar que hace
posible la vida [...] Excepto los niños (que no saben
lo suficiente como para no preguntar las cuestiones importantes), pocos de nosotros
dedicamos tiempo a preguntarnos por qué la naturaleza es de la forma que es...

Es decir, sencillamente no prestamos atención a lo que nos rodea, dando todo por sentado, empujados por la costumbre de verlo ahí.

Agua. Vaya pregunta!
Nuestro planeta se ve azul desde el espacio, a pesar de llamarse Tierra. Eso ya debería darnos algo en qué pensar.
Nuestro cuerpo está constituido por cerca de un 80% de agua... las células de que está formado también tienen un porcentaje similar, aunque varía de acuerdo al tipo de célula de que se trate.
Comemos carne y vegetales que en algún momento fueron o pertenecieron a seres vivos. Esa, al menos, es la hipótesis más aceptada, a pesar de que existan varias personas que insisten en la muy razonable idea de que, por ejemplo, la leche y la carne se producen espontáneamente dentro de camiones refrigerados. Los seres vivos de este mundo, en general, comparten una característica en común: necesitan agua para vivir y desarrollarse.

Pero a lo que vamos: entre los alimentos a nuestra disposición también está la miel. Miel que no se genera espontáneamente dentro de frascos, sino que es producida por abejas.
Las abejas necesitan flores. De ellas obtienen el néctar. El néctar es el anzuelo y el premio que otorgan las plantas a las abejas (y a otros insectos y animales) que transportan el polen contenido en las flores. El néctar es líquido, así que podemos estimar, muy razonablemente, que contiene agua.
Así que bien, las plantas necesitan agua para vivir y desarrollarse... y también para producir néctar. Si hay escasez de agua, la cantidad de néctar producido baja, ya que los recursos hídricos se destinan a lo prioritario: la subsistencia de la planta. Si las cosas se ponen difíciles para las plantas, directamente dejan de producir el dulce producto; y llegan en casos extremos, a no producir flores. Y si no hay néctar... entonces no hay miel. Es así que durante los períodos de sequía se pueden ver abejas volando de flor en flor en rápida sucesión, debido a que ni bien se asoman, se dan cuenta de que no hay nada para obtener. Algo similar pasa durante las horas más tórridas de los días veraniegos, ya que debido a la alta evaporación, las flores dejan de producir néctar.
Así que bien, sin agua, no habría apicultura... o al menos no sería una actividad económicamente productiva.

Sin agua, ni siquiera habría abejas, ya que una de las primeras tareas que realizan estos maravillosos bichitos al comenzar un nuevo día, es ir a buscar el precioso líquido. Es por este motivo que los apicultores siempre tratan de asegurarse un suministro constante de agua al momento de elegir dónde ubicar las colmenas. Contar con una fuente de agua limpia (sin contaminación) relativamente cerca, ya sea un arroyo, río, tajamar, espejo de agua, o un bebedero para ganado, es tan importante como asegurarse de que las abejas tengan alguna fuente de néctar a su alcance.

Hey! Sin agua, no habría quien formulara estas preguntas... ni quien se pusiera a contestarlas (cosa que tal vez fuera un alivio).
Preguntarse por la relación del agua con la apicultura, es igual a preguntarse por la relación del agua con la vida.

El agua lo es TODO.

Y no, no voy a escribir un tratado filosófico/ambientalista en relación a este tema... al menos voy a concederte eso.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy pedagógico (yo no tenía idea). Esto me dio sed, permiso.

Naazgul dijo...

La cerveza no es agua!
No, el vino tampoco!

Anónimo dijo...

chapeau



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