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martes, 3 de julio de 2007

Cuál será el legado?

O mejor dicho, habrá un legado?
Legado de qué, podrás preguntarte. Legado de todo lo que conocemos hoy. Cultura, arte, conocimientos, tradiciones, organización social, ciencia, miedos, dudas, certezas y todo un larguísimo etcétera.

Dentro del gran cúmulo de dudas que siempre andan revoloteando a mi alrededor, a veces me asalta aquella de qué le dejaremos a las generaciones por venir. O, reformulando, no qué le dejaremos, si no cómo haremos para que ese legado llegue en condiciones de ser aprovechado por esos que un día lo recibirán.

Quiero mostrarte algo que seguro ya conocés:

Es la Piedra Rosseta, el "documento" que posibilitó descifrar los jeroglíficos egipcios. Según el artículo de Wikipedia, data aproximadamente del año 200 a.C.

Poco más de 2000 años.

Las inscripciones y monumentos desparramados por Egipto fácilmente pueden tener otro par de miles de años más.

Y la vida útil de un cartucho de almacenamiento Sony puede llegar a ser de unos 50 años.

Las cintas originales de la llegada del Hombre a la luna (1969) se perdieron.

Un automóvil dejado en una "cápsula del tiempo" en 1957 llegó a nuestros días (50 años más tarde, cuando se abrió la bóveda) convertido en chatarra debido al agua que se filtró dentro.

Las hojas de los libros modernos, debido al proceso mismo de producción de papel a base de ácidos, se vuelven amarillentas y quebradizas en unos pocos años si no se extreman los cuidados a la hora de preservarlas. Las cintas magnéticas pierden flexibilidad con el paso de los años.

Muchos de los datos e información que usamos diariamente están a una mera suba de tensión de distancia de ser destruidos. Cuántos de nosotros usamos UPS? Y cuántos de nosotros realizamos respaldos periódicos? Está bien, es cierto, mucha de la info que manejamos diariamente es sobradamente redundante. Pero hasta cuándo? Y sabemos de dónde vino TODA la data que tenemos en nuestro poder? Sería posible recuperarla desde la fuente, si un día se perdiera? En mi caso, estoy seguro de que no. Sobre todo porque muchas llegaron por "casualidad", por eso de encontrar un diamante mientras se revuelve entre la bosta, y otras fueron encontradas en lugares que ya no existen (caso del enorme depósito de libros que había en el viejo y conocido ftp de Michel, por ejemplo).

Eso en cuanto a los datos. Frágiles, altamente perecederos.

Y qué decir de nuestros monumentos y nuestra arquitectura. Cuánto de lo que existe hoy, perdurará más de unas pocas décadas, antes de que el Tiempo y su fiel acompañante, la Ruina, las reclamen para sí?

Qué quedará como testimonio de nuestra era para los futuros arquéologos? Los investigadores y curiosos incansables que un día pretendan reconstruir nuestra vida, tal como hoy en día se hace con las antiguas civilizaciones, ¿serán capaces de descubrir huellas medianamente claras para guiarse en su tarea? Dejaremos la suficiente cantidad de piezas como para que se pueda armar el rompecabezas de nuestra época?

Perdurará algún conocimiento? Algún registro? Y si el registro perdurara, cómo podrían recuperarlo esos que vendrán?

Supongamos que dentro de 400 años (cuatrocientos, apenas un 10% de la edad de las pirámides), un investigador da con una cinta de datos guardada en alguna bóveda. Supongamos que la cinta está perfectamente conservada. Cómo interpretará lo que hay grabado allí? Quién recordará qué era ASCII, PDF, AVI, MP3? Significará algo? Se podrá reconstruir el dispositivo capaz de reproducir esos documentos? Cuál será la Piedra Rosseta del futuro? Esa que permitirá comprender acontecimientos acaecidos en un tiempo ya lejano e irrecuperable?

Se toparán los arquéologos con montones informes de ruinas (mortero pulverizado y hierro retorcido y herrumbrado) y se preguntarán qué tipo de tumba marcará un túmulo tan grande?

Eso último no me extrañaría tanto. Toda nuestra vida transcurre tan rápido; tan pocas son las cosas que se piensan para perdurar; tan aguada parece nuestra modernosa cultura; que sería un milagro que algo sobreviviera más de un par de siglos.

La raza humana a veces me parece condenada a ser un mero y fugaz soplo sobre la superficie del mundo... y de la Historia.


Fuente: ZDnet

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Interesante Naaz. Yo siempre pensaba que en caso de emergencia guardaría cosas que no quisiera que se destruyeran en bolsas de plástico y las enterraría en un pozo. No sé quién iba a encontrarlas, tampoco iban a ser muy útiles. También pensaba cuando visitaba museos que lo que perduraba era lo tallado en piedra, pero no se me ocurre escribir un diario en piedra. Igual para qué quieren un legado, si van a ser generaciones taaan preparadas e inteligentes, ma sí, que se arreglen solos!

Naazgul dijo...

Sí, ese pensamiento se me ocurrió. También es cierto que antes no había tanto para registrar, así que la piedra era un medio muy práctico.
Jaja... eso de que se arreglen solos no deja de tener su atractivo. Una garompa y todo nos chupa un huevo!
Sin embargo, hay cosas que si se perdieran, sería una pena. Sobre todo en lo artístico.
También en las ciencias. Vos suponés que las generaciones venideras van a ser inteligentes y a estar preparadas.
Yo no soy tan optimista. Redescrubir todo lo que sabemos ahora, con lo mermados que estamos dejando los yaciemientos de nuestros recursos naturales, sería una pesadilla.



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