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lunes, 21 de mayo de 2007

La madre que Dalí nunca se animó a pintar

Este post bien podría haberse llamado: "Cría fama y échate a dormir", pero es que la gente que habita en casa, es sencillamente surrealista.

Llego a casa cerca del mediodía. Me preparo para almorzar, y mientras tanto, agarro un libro y la espero. Sé que no va a poder aguantarse. No sé qué va a decirme, y no tengo nada preparado, pero ya improvisaré...
De repente llega con el mantel para tender la mesa. Da unas vueltas simulando alguna tarea y finalmente se sienta en el posabrazos del sillón. Me mira, con el mantel todavía en la mano.

—Cómo te fue? —pregunta con ese tono de no-importa-realmente, pero que no engaña a nadie.
—Bien —es mi lacónica respuesta sin levantar la vista del libro.
—Tuviste alguna comida el fin de semana? Lo viste a Guzmán? —insisite.
—No, no estuve con el loco. Me encontré con otra gente. No los conocés. —Respondí serio y sin darle mayor trascendencia.
—Ja! Alguno de esos amigos raros tuyos —intenta bromear con ese sentido del humor retorcido que parece haber patentado.
—Sí, claro. Un grupo de homosexuales drogadistos —le respondo con seriedad.
—En serio? —dice ella, comenzando a apretar el mantel con las manos—. Y qué hicieron?
—Nada, lo de siempre... nos endrogamos bien, y después nos fuimos a asaltar una licorería. Después nos fuimos a tomar por ahí.

La mina inclina la cabeza y me mira con ojos espantados.

—Pe... pero... y eso te divierte? —Me pregunta haciendo un esfuerzo sobrehumano para parecer racional.
—Obvio! De lo contrario no lo haría, no te parece?

A estas alturas, casi puedo escuchar los alaridos de dolor del mantel. Lo estruja como si en ello le fuera la vida.

—Decime... vos sos... estás enfermo? —Pregunta, ya desesperada, con la cabeza y su correspondiente y calenturienta imaginación corriendo a toda velocidad.

Le sostengo la mirada... y diez segundos después no pude contener más la risa... pocas cosas se comparan a agarrar a tu madre con la guardia baja y castigar un poco su curiosidad desmedida.

Esta buena mujer no deja de maravillarme. A veces me pregunto si no será un milagro que sepa respirar, de tan boba que se pone.

—Ah, mamá! Es broma! Cómo se te puede ocurrir que puedo hacer semejante cosa?
—Es que me hablaste tan serio... y además te creo capaz de cualquier cosa.

En ese punto no pude menos que sonreírle y darle las gracias. Ese tipo de cumplidos no abundan :)

2 comentarios:

W dijo...

pobrecita, ya la veo... a ella y al mantel XDDDDD
Dale unos besos de mi parte

Naazgul dijo...

Jaja... bueno, cómo no. Bien podrías volver en algún momento, y dárselos vos misma, no? Y a mí también :)



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