Hieros Gamos
Hemos vuelto a ser dos, tal como antes de empezar.
Estoy a tu lado, exhausto pero feliz de tenerte, mientras te sigues estremeciendo con las oleadas de placer que continuan llegando. Feliz de amarte y de saber que me amas.
Siento cada mínimo roce de tu piel contra mi cuerpo.
Siento tu delicado perfume que me abraza en silencio, que me embriaga y me hace soñar.
Siento tu calor. Tu vida.
Siento tu respiración agitada que empieza a calmarse, igual que la mía. Dos alientos que se fundieron, a la par que nuestros cuerpos y nuestras almas también lo hacían, convirtiéndonos en uno solo. Dos chispas de vida que se unieron de manera indistinguible en un solo cuerpo hecho de luz, blanca y cegadora. La comunión más perfecta. Más allá de las dudas y los demonios. Más allá de los miedos, de los problemas, las preocupaciones y las tristezas...
Una sola conciencia...capaz de ver el rostro de la Divinidad.