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jueves, 14 de junio de 2007

Dilema

Hoy vi un muy buen artículo en Microsiervos, hablando de la calidad del audio. De cómo las discográficas sacrifican la calidad en favor del volúmen. Dada una forma de onda, se aumenta el volúmen de los valles, pero sin afectar los picos. De este modo se consigue que la música suene más alta, sin saturar o sin distorsionar los parlantes de los equipos. Claro que esta "normalización" del sonido, termina "desvirtuándolo". La tan mentada calidad superior posible en el sonido de los CDs se desaprovecha o se inmola en el altar del Dios del Marketing.
Esto me resulta especialmente evidente en algunos discos de Pearl Jam, por ejemplo, en los que no hay manera posible de ecualizarlos como Dios manda. Claro que nunca había encontrado una explicación satisfactoria al tema.

Sobre el tema de la calidad en el audio actual venimos charlando bastante a menudo con Gaby.
Hoy en día está cada vez más difundido el uso de mp3. Con los programas P2P, todavía más. Una fuente inagotable y virtualmente gratis de música... de todo tipo de música.

Sin embargo, la gran mayoría de los archivos que pueden conseguirse tienen una calidad básica (entre 128 y 192 kbps). Así que bien, se puede conseguir virtualmente cualquier cosa, pero la experiencia de escuchar la música está pervertida. Uno suele aceptar esa pérdida, ya que siempre es necesario pagar un precio. De última, es música por la que uno no paga un centavo, no? Y depende de quien la ripee y del espacio de almacenamiento que tenga. Así que la calidad baja para poder acomodar una cantidad mayor de canciones.

Y no sé a vos, pero a mí cada tanto me gusta comprar un disco original y si pudiera, sólo compraría música original. Me gusta esa cosa del arte de tapa, y el tener que buscar físicamente un disco, y no buscar el album dentro de un DVD lleno de mp3. Es por eso que el artículo de referencia me mosqueó tanto. Llegamos al final de siempre: consumimos basura pensando que es Kaluga. Y nos la cobran por Kaluga.

O sea que los Señores hacen con el consumidor lo que se les canta en el quinto forro de los huevos, pero ponen el grito en el cielo por la piratería. Les importan sus derechos (cobrar por un producto), pero se pasan por los güevos sus deberes (entregar al consumidor el mejor producto posible). A lo que yo les respondo, de la manera más respetuosa que se me ha ocurrido:



A JODERSE!

Fuente: Least Significant Bit

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